Hace unos días me encontré leyendo por trabajo, un documento que habla de la violencia que se vive en las calles todos los días, de asaltos, de muerte; leyendo las estadísticas y documentos oficiales que nos desglosan cruelmente la triste situación que vivimos. Las posibles soluciones que se encuentra a esta situación, que siendo sincera no me parecen alentadoras y me hacen reflexionar sobre ¿qué es lo que estamos haciendo día a día para hundirnos más en esta situación? Como cuando analizamos ¿qué es lo que hacemos para contaminar tanto el lugar en el que vivimos? La respuesta es que hablamos de un problema igual de grave pero con mucho más estudio, análisis y creo haber reflexionado en una clase las formas de ¿cómo es posible erradicar la violencia usando la misma técnica con la que se combate la contaminación?
Es decir, en esa ocasión analizamos las razones por las que existe tanta basura en una sección del país, luego analizamos el tipo de basura que se está generando, entonces se analiza ¿de donde viene? ¿quién la consume? Con ello en mente se invita a las empresas, restaurantes y a quienes compran de forma masiva este tipo de contaminante para que lo cambien, lo eviten, o en pocas palabras se buscan soluciones donde todos participen. A las empresas que fabrican o generan estos contaminantes se les conmina a cambiar sus formas de producción o materiales; después se invita a los consumidores a que no se compre, se cambie, se ayude al medio ambiente con el uso de bolsas reutilizables, un contenedor en casa. Como verán esta puede ser una buena forma de desmenuzar el problema y aunque solo estoy haciendo un análisis muy superficial sin contar con las estadísticas y personas que trabajan en tratar de deshacerse de lo que ya existe por medio del reciclaje, estudios y soluciones para cada caso particular. Pero si utilizáramos la misma metodología creo que se puede llegar al fondo de los problemas de violencia que nos aquejan en nuestro día a día, analizar los lugares donde se origina la violencia, quizás podemos comenzar por la violencia más cercana, la que ocurre en nuestra calle, nuestra manzana, nuestra esquina, nuestra colonia. Luego podríamos pensar si alguien de nuestra familia genera violencia, luego lo haríamos analizando si hay niños que comienzan a presentar conductas violentas y pensamos sí en lugar de dejar que se desarrollen en la calle les damos un instrumento musical o que sucedería si fomentamos la práctica de un deporte. Ambas actividades con metas claras, de lucha, de trabajo en equipo, propiciando que provoquen en ellos la búsqueda de un futuro donde la violencia no sea su única salida. Si en la comunidad buscamos espacios para estos niños, y aunque suene a utopía buscar que el acceso a la comida sea prioridad y que los niños solo se enfoquen en propiciar actividades para hacerlos crecer mientras otras personas se ocupan de la comida. Ahora mismo siento que me pierdo y que debo trazar una mejor estrategia para que tú estimado lector y yo, nos involucremos a fondo, que resolvamos esto qué nos afecta de manera directa todos los días, porque cada hecho violento nace de nuestra comunidad y como tal la comunidad tiene el poder y la obligación de intentar resolverlo, no importa que nuestro actual proveedor de violencia genere mucha (ponga usted el nombre que quiera), nosotros no debemos consumirla. En fin, esta solo es una pequeña reflexión. Existes muchos libros que de diferentes formas tocan este tema y lo hacen de manera magistral, les dejo la recomendación de uno que espero que logre provocar que pongamos manos a la obra y porque creo fervientemente que es nuestra responsabilidad resolver lo que sucede entre nuestro entorno. Para seguir reflexionando con profesionales del tema les recomendaré un libro. Recomendación de libro: Arte para la convivencia y educación para la paz de Lucina Jiménez. Sinopsis La existencia de una cultura de tolerancia y respeto es de vital importancia para una relación armoniosa y pacífica entre las personas. Para llegar a ella la educación y el arte resultan primordiales, no sólo como medios para contrarrestar una cultura sismada por la violencia, la intolerancia y el miedo, sino como formas de introducir valores y virtudes. La violencia de género, la intolerancia religiosa, las secuelas del narcotráfico, la desigualdad y la migración son algunos problemas que reflejan una crisis cotidiana en los derechos humanos, y son temas sobre los que se reflexiona en esta obra. Explorando diversos proyectos culturales y educativos, este libro reúne una serie de artículos en los que se presentan prácticas artísticas que buscan mitigar estas situaciones de violencia y exclusión. Mediante un diálogo con gestores culturales, artistas e investigadores que han desarrollado y aplicado proyectos basados en una pedagogía crítica de la educación artística y en la premisa de la educación como motor de cambio, las experiencias aquí narradas dan cuenta de la capacidad transformadora de la educación y del arte, como una manera de desarrollar capacidades de convivencia en la diversidad y para la paz, buscando integrar a distintas instituciones en la construcción de una comunidad. Puedes encontrar más información de este libro en: https://www.educal.com.mx/0800-literatura/096608-arte-para-la-convivencia-y-educacion-para-la-paz.html
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